Se considera que Japón tiene una de las relaciones más estrechas, íntimas y armoniosas entre el hombre y la naturaleza en el mundo moderno. Es una tradición japonesa muy arraigada amar la naturaleza incondicionalmente, cuidarla continuamente y transmitir este afecto genuino a las generaciones futuras de manera responsable.
Japón tiene la suerte de contar con muchos entornos naturales que aún permanecen intactos por la acción del hombre. Japón está formado por más de 6.000 islas a lo largo de aproximadamente 3.000 km, lo que se traduce en una diversidad natural acompañada de cuatro cambios estacionales distintos. El clima también varía en gran medida desde el norte (con veranos moderados) hasta la parte subtropical del sur del país.
La mayor parte de las montañas de Japón, situadas en el borde de varias placas tectónicas, son de origen volcánico. Japón es también uno de los países con mayor densidad forestal del mundo y cuenta con dos ecosistemas: el bosque caducifolio y la selva tropical. Alrededor del 73% de Japón está cubierto por montañas de las que emergen los tramos superiores de la mayoría de los ríos japoneses. Estos ríos no sólo permiten a los japoneses cultivar arrozales, sino que también transportan una cantidad inconmensurable de nutrientes a otras partes del país, lo que estimula el florecimiento de la flora local.
Las variedades de algas marinas como el wakame contienen una excelente combinación de nutrientes muy valiosos que son transportados desde las montañas japonesas, a través de los cristalinos ríos japoneses, hasta el océano Pacífico. El océano Pacífico abarca las verduras de montaña de temporada y las plantas marinas que aportan nutrición, hidratación y alimentan la cultura de Japón.
La planta japonesa más conocida es el cerezo, el sakura. Sin embargo, los pinos y cedros japoneses también son muy populares y crean paisajes espectaculares en todo el país, incluidas las cálidas regiones del sur. Los japoneses solían ver símbolos del espíritu divino en plantas y árboles, y los pinos todavía se consideran árboles sagrados.
La naturaleza japonesa es una poderosa fuente de inspiración, imaginación y creatividad para los japoneses, que se deleitan celebrando su entorno en toda su pureza y autenticidad. En todo el país se organizan exquisitos festivales estacionales, como los de contemplar los cerezos en flor, la luna y la nieve, como muestra de agradecimiento por todo lo que la Madre Naturaleza está dispuesta a compartir con ellos. ¡Los japoneses no reprimen su creatividad cuando se trata de este acto de celebración! También existe una práctica conocida como kadomatsu, que consiste en decorar las entradas de las casas con ramas de pino en Año Nuevo.
Detrás de cada una de estas prácticas hay algo más que elegancia e ingenio: hay una presencia consciente de amor infinito hacia la Madre Tierra de la que todos podemos aprender y beneficiarnos. La regla de oro: “Lo que siembras ahora, cosecharás más tarde”, está presente en toda nuestra calidad de vida, a veces incluso más de lo que somos conscientes. Amar a la naturaleza no cuesta nada y en ello reside mucha felicidad.
¡La hidratación es vida!
Jaime
comentario
Japan’s Natural beauty is breath taking. Being from The US New York I grew up highly influenced from the culture and often dream of one day experiencing it first hand. Im so looking forward to my visit which will be soon to start my relationship with this great country. Love this article . Would love to connect and collaborate !!!!!
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